Si bien ya dije que traería reseñas de libros, y hace no mucho traje una novela que tuve la opción de leer gracias a la herramienta de Edición Anticipada por parte de Penguin Random House… hoy tenemos ante nosotros una obra que prácticamente todo el mundo ha leído, y más aún en España, «El Buscón«.
Francisco de Quevedo es uno de los autores más prolíficos de la España del Siglo de Oro. Conocido
principalmente por sus sátiras en verso y prosa (como es el caso) compuso además obras morales y de otras índoles, las que le llevaron a estar detenido por el contenido de las mismas, como críticas del rey o la política de la época.
El Buscón relata la vida de Don Pablos, un joven segoviano, hijo de Clemente Pablo (a su vez un barbero ladrón), que hará lo que sea para vivir. A través de las hojas encontramos continuas referencias a la España del siglo XVII y a las problemáticas de la población, que varían desde la educación hasta la Inquisición. Dividido en tres libros y etapas, el primero habla de las primeras salidas del joven de la población segoviana, mientras que el segundo viene a tratar su llegada a la corte y el tercero y último nos muestra su estancia en la misma y posterior salida.
Teniendo en cuenta la antigüedad de la obra podemos encontrar ciertas dificultades a la hora de entender los juegos de palabras que Quevedo propone constantemente. Sin embargo, nadie que guste de la obras satíricas, cómicas y de aroma clásico puede dejar de leer un libro del que todos hemos oído algunos párrafos alguna vez. El Buscón es una de las obras cumbre de la picaresca española. Heredera del Lazarillo de Tormes y fundadora, junto a él, de toda una tradición que aún compite con la cervantina. Una novela universal con un humor cínico y destructivo.