Toca con el puño, abriré. Siempre te he abierto. Ahora estoy tras la elevada montaña, tras el desierto, tras el viento y el calor tórrido, pero nunca te traicionaré... Yo nunca escuché tu lamento. A mí no me has pedido pan. Tráeme una rama de arce o tan sólo hierbas verdes como en la primavera pasada. Tráeme un puñado del agua nuestra, limpia y helada del Neva. De tu cabeza dorada, limpiaré las marcas de sangre.
Anna Ajmátova – [Toca con el puño, abriré…]
