E. E. Cummings (1894 – 1962) está considerado uno de los poetas más particulares y brillantes que dio Estados Unidos a lo largo del siglo XX.
Con un estilo peculiar y diferente, Cummings se caracteriza por su inconformismo tipográfico (del que no se salva su propio nombre: e. e. cummings), sus distorsiones sintácticas, su puntuación inusual, los neologismos y el empleo libre de los ritmos del jazz y la jerga. No obstante, el contenido emocional de su poesía parece en primera instancia cínico, básicamente es lírico y casi romántico.
En general se habla de los malabarismos tipográficos que abundan en su obra, de cómo destaca la faceta visual del lenguaje, recurriendo a la ortografía, la puntuación, la tipografía y la composición para crear un discurso que resalta por su marcado acento visual.
Su modo de emplear la puntuación es capaz de transmitir implicaciones semánticas de naturaleza diversa en determinados contextos. De este modo, hace de la puntuación un recurso poético más, ejerciendo con ella una fuerte influencia en la prosodia de sus versos, además de dotar al texto de una complejidad que aumenta y agudiza nuestra percepción sobre lo leído.
Un crítico hace tiempo aseguró: “Hoy, cada vez que veo un paréntesis, pienso en él (incluso si se encuentra en una ecuación), siento que ningún poeta ha sido capaz de disponerlos entre sus versos para lograr la simultaneidad y el cambio que Cummings produce con ellos. A momentos, sus paréntesis parecen umbrales por los que se ingresa a un lugar más privado y profundo del poema, o a veces da la impresión de que estuviese intercalando otro poema dentro del poema. No sé, pero en su trabajo los paréntesis tienen un valor expresivo que resuenan como palabras, y que a lo largo de su obra se han desarrollado como parte de su técnica dando lugar a resultados diversos e innovadores.”
Unos días antes de cumplir 59 años, Cummings publicó en un pequeño diario de Michigan un texto titulado A Poet’s Advice to Students (“Consejos de un poeta para estudiantes”), una breve pieza de prosa escrita como si fuera un poema, que ofrece maravillosos consejos para la creación, la vida y el complicado arte de ser uno mismo en un mundo que parece pedirnos a gritos que no lo seamos. En el que brinda un consejo final que dice: “Así que mi consejo a los jóvenes que quieren convertirse en poetas es: haz algo fácil, como aprender a hacer estallar el mundo, a menos que no sólo estés dispuesto sino también feliz de sentir y trabajar y luchar hasta que mueras.”
¡me encanto esta entrada!
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Me alegra mucho que así sea 😊
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