Me remontaré en primera instancia a una ligera reseña biográfica sobre la personalidad de la que hablaremos a continuación: Janusz Korczak.
Janusz Korczak (1878/1879 – 1942) fue un médico, psiquiatra, escritor, pedagogo, educador… de ascendencia polaca, judío… y mártir. Sin embargo, lo que resalta de entre todas es su especial cariño y amor por los niños. Esto le llevó incluso a ser asesinado junto con los doscientos niños huérfanos y el resto del personal del Orfanato Judío Dom Sierot (La Casa del Huérfano) del Gueto de Varsovia en los días siguientes al 6 de agosto de 1942.
La historia de la humanidad te regala cada cierto tiempo a genios, a gente que sobresale entre el resto por sus capacidades que pueden ser perfectamente físicas, intelectuales o de diferentes índoles, sin embargo, muchas de las historias que ennegrecen el pasar de los días de esas personalidades se basan en sus constantes intentonas de sobresalir, de mostrarse superiores al resto.
Por suerte, también cada cierto tiempo surgen otro tipo de personalidades, que no buscan ningún tipo de aceptación, que simplemente son y que simplemente viven y lo hacen de forma tan plena que iluminan al resto. Este es el claro ejemplo de una vida de luz que prende la llama del amor en cualquier recóndito lugar, la vida de un personaje que vivió por y para los demás hasta los últimos días.
Una vida que puede ser leída, conocida y que así debe serlo, que ahora se puede conocer en castellano en la boca de un gran comunicador pero sobre todo persona, Juan Agustín Blasco Carbo, en la biografía «Señor Doctor» que con tanto esmero ahora se halla presentando en diferentes fechas.
No haré ningún spoiler, pero todos y cada uno de los pasos que dio este señor doctor (como le conocían los niños) merece ser conocido.